Ud. ha sido objeto
de grandes y persistentes ataques... algunos literarios... otros políticos
¿Cómo
los ve Ud. así en perspectiva..?
Tal
vez a nadie por estas
tierras le haya tocado desencadenar tantas envidias como a mi persona
literaria.
Hay gente que vive de esta profesión,
de envidiarme, de darme publicidad, por medio de folletos tuertos
o tenaces y pintorescas revistas. He perdido en mis viajes esta colección
singular. Los pequeños panfletos se me han quedado en habitaciones
lejanas, en otros climas....
En otras partes no me pasan estas cosas.
Y sin embargo, vuelvo.
Es que me gusta ciégamente mi tierra
y todo el sabor verde y amargo de su cielo y de su lodo. Y el amor
que me toca me gusta más aquí y este odio extravagante y místico que
me rodea pone en mi propiedad un fecundo y necesario excremento. No
sólo de estrellas vive el hombre.
España, cuando pisé su suelo, me dio
todas las manos de sus poetas, de sus leales poetas, y con ellos compartí
el pan y el vino, en la amistad categórica del centro de mi vida.
Tengo el recuerdo vivo de esas primeras horas o años de España, y
muchas veces me hace falta el cariño de mis camaradas.