Don Pablo...
De su época de juventud en el Oriente hay un célebre poema dedicado a Josie Bliss...

¿Quién era esta Josie Bliss...?

Estando en Rangoon, me adentré tanto en el alma y la vida de esa gente, que
me enamoré de una nativa. Se vestía como una inglesa y su nombre de calle
era Josie Bliss. Pero en la intimidad de su casa, que pronto compartí, se
despojaba de tales prendas y de tal nombre para usar su deslumbrante sarong
y su recóndito nombre birmano.

La dulce Josie Bliss fue
reconcentrándose y apasionándose
hasta enfermar de celos....

... su temperamento la conducía
hasta un paroxismo salvaje....

Tenía celos y aversión a las cartas que me llegaban de lejos.
Escondía mis telegramas sin abrirlos; miraba con rencor el aire que yo
respiraba.

A veces me despertó una luz, un fantasma que se movía detrás del mosquitero.
Era ella, vestida de blanco, blandiendo su largo y afilado cuchillo
indígena. Era ella paseando horas enteras alrededor de mi cama sin
decidirme a matarme. "Cuando te mueras se acabarán mis temores". Me decía.
Al día siguiente celebraba misteriosos ritos en resguardo a mi fidelidad.

Acabaría por matarme. Por suerte, recibí un mensaje oficial que me
participaba mi traslado
a Ceylán. Preparé mi viaje en secreto, y un día, abandonando mi ropa y mis
libros, salí de la casa como de costumbre y subí al barco que
me llevaría lejos.

Dejaba a Josie Bliss, especie de pantera birmana, con el más grande dolor.
Apenas comenzó el barco a sacudirse en las olas del Golfo de Bengala, me
puse a escribir el poema "Tango del viudo", trágico trozo de mi poesía
destinado a la mujer que perdí y me perdió porque en su sangre crepitaba
sin descanso el volcán de la cólera.

Qué noche tan grande... qué tierra tan sola...!


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