Pablo
Neruda
De
todos los poetas hispanoamericanos contemporáneos Pablo Neruda
es al que más frecuentemente se compara con Whitman, en especial
después de la publicación de su Canto General. ¿No fue un redactor
del Times de Londres que trató de herir a Neruda con una comparación
que, en verdad, encierra un gran elogio?
"Señor
Neruda's hoarse and strident tones -dijo el citado periodista-
are not hard to imitate. But it is difficult to imagine what
purpose such concentrated shrillness and indignation serve,
or to whom exactly such a book can be recommended; certainly
were the rail splitter -Lincoln-to awake, he would
make very little of this new Whitman".
Ciertamente
se trata de un "nuevo Whitman", y en esta denominación
que le adjudica el crítico al poeta chileno se encierre no sólo
el mérito de éste, sino la razón; de su propia tranquilidad,
pues quien le ataca en esta reseña maneja la misma arma que
atacó a Whitman hace cien años... En Italia el periodista Ramuccio
B. Bandinelli, después de oír a Neruda leer "Que despierte
el leñador" escribió lleno de emoción:
"Neruda
es hoy el única poeta cuyo nombre se puede poner junto al de
Whitman, del cual ha tomado el aliento universalista y el amor
profunda por el continente americano".
A
primera vista., Whitman y Neruda, en realidad, parecen expresar
un mensaje de premisas muy semejantes en un estilo sorprendentemente
similar. Pero al estudiarse la obra de estos poetas más a fondo
se advierte que en ese parecida hay mucho de ilusiones ópticas
y auditivas... Desde luego el Neruda a qué se refieren
el crítico londinense y el periodista italiano es el del Canto
General y no el de Residencia en la Tierra o el de
20 poemas de amor. Además, entre el mensaje de Whitman
y el de Neruda hay diferencias ideológicas de carácter esencial
y, en cuanto al estilo se refiere, aunque coinciden en el uso
de ciertos elementos poéticos, la verdad es que, entre ellos,
hay una cincuentena de años de abundante literatura experimentalista
-sabiamente absorbida por Neruda- que les separa como un abismo.
En otras palabras, Neruda, por mucho que se- haya inspirado
en la obra de Whitman -y la evidencia que analizaremos parece
probar el hecho concluyentemente- más que un discípulo de Whitman,
es su continuador o, mejor dicho, su heredero; tan original
y profundo en sus alcances como su misma maestro. Neruda no
ha dejado sino testimonios indirectos sobre la ascendencia que
en su poesía ha ejercido Whitman, como en aquella frase donde
refiriéndose a Mayakovsky usa el nombre del poeta yanqui a,
manera de símbolo de excelencia:
"La
fuerza, la ternura y la furia hacen de Mayakovsky hasta hoy
el más alto ejemplo de nuestra época poética. Whitman le hubiera
adorado. Whitman hubiera oído su grito atravesando las estepas,
contestando a través del tiempo y por primera vez sus grandes
rogativas civiles".
O
aquellos versos del Canto General en que nombra a Whitman
como una de las grandes figuras literarias norteamericanas -"Whitman
innumerable como los, cereales junto a Poe, Dreisser, Wolfe
y otros. Indudablemente, Neruda considera a Whitman como epítome
de la auténtica democracia norteamericana, junto a Lincoln,
y en un mismo plano. Pero, desde el punto de vista literario,
no sé que jamás le haya juzgado o que le haya estudiado relacionándolo
con las tendencias de su propia poesía, ni que haya explicado
su deuda para con él. La referencia más directa a este respecto
la encuentro en dos artículos del escritor soviético Illya Erehmburg.
En su prólogo a la traducción rusa de los poemas de Nicolás
Guillén dice Erehmburg:
"La
poesía de Pablo Neruda no está ligada en nada con la llamada
poesía popular; tras ella está la tentación de los siglos, Quevedo
y Góngora, Butler y Rimbaud, Whitman y Mayakovsky".
Y
en su interesante ensayo sobre Neruda que aparece como introducción
al texto ingles de "Que despierte el Leñador" publicado
en la India, agrega este dato que, viniendo de Erehmburg, gran
amigo del poeta chileno, equivale a una declaración del mismo
Neruda:
"Hablando
de Mayakovsky, Pablo Neruda ha dicho: 'Whitman le hubiera adorado'.
No es por simple coincidencia que coloca estos dos nombres lado
a lado. No hace, falta decir que Neruda no identifica las ideas
del poeta soviético con las del un poeta que vivió en una época
enteramente distinta; sin embargo, la incontenible alegría de
vivir, la grandiosidad e integridad orgánica de las imágenes,
el desdén por todos los cánones y, finalmente, el verso libre
del autor de Leaves of Grass, ayudaron al joven poeta
chileno a encontrarse. Conservó su amor por Walt Whitman. En
uno de sus poemas recientes le llama a Whitman 'sabio hermano'.
Otro
testimonio sobre la posible influencia de Whitman en las obras
de juventud de Neruda lo hallamos en las siguientes palabras
del crítico chileno R. Silva Castro, palabras que encierran,
por lo demás, la primera, constatación del origen whitmaniano
del sensualismo de Neruda:
"Si
en los versos anteriores daba Neruda impresión de fuerza y de
robustez incipientes, en el segundo libro, estas cualidades
crecen y aparecen maduras ya para el arte. A ellas se agrega
una sensualidad altanera, desafiante, un entusiasmo por la vida
sexual que el poeta parece haber bebido en Walt Whitman, al
que había leído con interés, pero del cual no se encuentran
huellas directas en Veinte Poemas".
Si
Whitman ayudó a Neruda en los comienzos de su carrera literaria
es difícil de probar. Sería absurdo tratar de descubrir influencias
whitmanianas en los poemas de Crepusculario, por ejemplo,
un libro cuyo motivo poético esencial es la honda amargura del
detalle cotidiano, en oposición violenta a la alegría vital
que Whitman expresa a través de toda su obra. A pesar de que,
sin necesidad de estirar mucho la imaginación, pudiera decirse
que la concepción del amor en un poema como "Farewell"
no difiere gran cosa de la idea sustentada por Whitman en los
siguientes versos de "Song of the Open Road":
"What
beckonings of love you receive you shall
only answer with passionate kisses of parting,
You shall not allow the hold of those who spreads their
reach'd hands toward you". (McKay, p. 175)
Tampoco
se puede buscar huellas whitmanianas en El hondero entusiasta,
donde comienza la fase metafísica del dolor nerudiano, mezclada
a un sensualismo directo sin relación con el panteísmo erótico
de Whitman; en los poemas de este libro, diré de paso, el sensualismo
de Neruda es instintivo, no se despega de las partes íntimas
de la mujer, y, pudiera decirse, que mientras Whitman contempla
el desnudo, Neruda no lo ve, lo toca. Ni hay relación alguna
entre Whitman y Neruda en Tentativa del hombre infinito
documento triste de un instante de transición en el proceso
espiritual del poeta chileno; o en los famosos 20 poemas
de amor, donde Neruda personaliza una pasión adolescente
en estilo estrictamente romántico y provincial sin proyecciones
metafísicas de ninguna especie. Todos estos libros, así como
El habitante y su esperanza y Anillos, son el
producto de la apasionada juventud del poeta embebido en los
suaves tonos del simbolismo daríano y en los juegos mágicos
del impresionismo francés de fin de siglo. Neruda usa en ellos,
es verdad, un tipo de verso libre que tal vez se originó en
Leaves of Grass; además, logra, en ocasiones, zafarse
de esa actitud de moroso pesimismo que aprisiona su imaginación
y entona himnos de juvenil alegría en contacto con la dinámica
belleza de su tierra ("Sinfonía de la trilla", en
Crepusculario); en tales casos su regionalismo se alza
a un plano más filosófico y se adivina en su voz la misma ansia
whitmaniana de identificarse panteísticamente con la Naturaleza.
En El hondero entusiasta, asimismo, el verso libre viene
cargado de una intensa preocupación metafísica y, aunque el
mismo Neruda ha explicado esta peculiaridad de su poesía adjudicándosela
a la influencia de Sabat Ercasty, me parece que hay tanto del
poeta uruguayo en sus versos como de Whitman, sólo que la influencia
de este último pudo haberle llegado indirectamente. En todo
caso, Neruda considera toda esta obra primeriza como expresión
de una actitud decadente que ha sido definitivamente superada
en sus últimos libros. No está de más decir que, a pesar de
tal condenación, esas obritas encierran un tesoro de tentaciones
líricas, y pasionales que los jóvenes hispanoamericanos reverencian
con adoración.
Los
primeros contactos reales entre Neruda y Whitman no vienen a
notarse sino en la poesía madura de Residencia en la Tierra
y del Canto General. Estos contactos me parecen ocurrir tanto
en el plano del estilo, como en el plano de las ideas. Quizás
el parentesco más notable entre los dos poetas -al menos el
que más sorprende- radica en la tendencia que ambos revelan
marcadamente hacia un tipo de sensualismo calificado por los
críticos de Whitman como autoerotismo. Esta particularidad no
se revela en Neruda tan repetidamente y tan ampliamente como
en Whitman, pero, cuando surge en su obra -en su "Ritual
de las piernas", por ejemplo-, estalla con una crudeza
y desnudez verdaderamente desconcertantes. La verdad es que,
no obstante el realismo intrínseco de la poesía de Whitman y
el surrealismo deliberado de Residencia en la Tierra, hay más
sugerencia, y, por tanto, más sensualidad, en las imágenes pecaminosas
del chileno que en el pictorialismo neoclásico del norteamericano.
Considérese el poema "Juntos nosotros" del primer
tomo de Residencia. Neruda parece haberse inspirado en la sección
novena de "I Sing the Body Electric". Al igual que
Whitman describe primero el cuerpo desnudo del varón:
"Ahora,
qué armas espléndidas mis manos,
digna su pala de hueso y su lirio de uñas,
y el puesto de mi rostro, y el arriendo de mi alma
están situados en lo justo de la fuerza terrestre.
Qué pura mi mirada de nocturna influencia,
caída de ojos oscuros y feroz acicate,
mi simétrica estatua de piernas gemelas
sube hacia estrellas húmedas cada mañana,
y mi boca de exilie muerde la carne y la uva
mis brazos de varón, mi pecho tatuado
en que penetra el vello como ala de estaño,
mi cara blanca hecha para la profundidad del sol,
mi pelo hecho de ritos, de minerales negros,
mi frente, penetrante como golpe o camino,
mi piel de hijo maduro, destinado al arado,
mis ojos de sal ávida, de matrimonio rápido,
mi lengua amiga blanda del dique y del buque,
mis dientes de horario blanco, de equidad sistemática,
la piel que haces a mi frente un vacío de hielos
y en mi espalda se torna, y vuela en mis párpados,
y se repliega sobre mi más profundo estímulo,
y crece hacia las rosas en mis dedos,
en mi mentón de hueso y en mis pies de riqueza".
Compárese
esta descripción profundamente sugestiva, a causa del vuelo
libre de las imágenes y metáforas, con el realismo anatómico,
igualmente sensual, pero casto, de la descripción whitmaniana:
"O
my Body!...
Head, neck, hair, ears, drop and tympan of the ears...
Mouth, tongue, lips, teeth, roof of the mouth, jaws, and the
jawhinges...
Strong shoulders, manly beard...
Upper-arm, arm-pit...
Broad breast-front, curling hair, of the breast...
Hips, hip-sockets, hip strength, inward and outward
round, man-balls, man-root,
Strong set of thighs, well carrying the trunk above...
(McKay,
p. 106)
Neruda,
luego, describe a la mujer y lo interesante, es que en esta
descripción se manifiesta- ligeramente parco, que es el caso
de Whitman en "I Sing the Body Electric", y su atención
se fija especialmente en el vientre femenino, símbolo de maternidad,
motivo central asimismo del poema whitmaniano. Dice Neruda:
"Y
tú como un mes de estrella, como un beso fijo...
Hecha de ola en lingotes y tenazas blancas,
tu salud de manzana furiosa se estira sin límite,
el tonel temblador en que escucha tu estómago,
tus manos hijas de la harina y del cielo..." (pp. 40-41)
El
resultado de la comparación es que, aun cuando ambos poetas
describen el cuerpo humano con igual actitud autoerotismo reflejado
en la importancia que asume la descripción del varón el grado
de sensualidad es más intenso en Neruda que en Whitman e indica
una tendencia fundamental en la poesía del chileno: su materialismo
total. El amor en Residencia en la Tierra es enteramente
mórbido y contrasta, por lo general, con el sensualismo deportivo
y jubiloso que predomina en Leaves of Grass. Sin embargo,
como ya se ha dicho tantas veces, Whitman no fue un poeta de
un solo plano; no siempre fue el gigantón sencillo, sano y saludable
que vieron sus discípulos y en ese otro plano de corrientes
encontradas y complejas ''se encuentra subterráneamente con
el Neruda de su época decadente. Es el caso de "Ritual
de mis piernas" en cuya concepción no puedo resistirme
a ver el móvil whitmaniano. Del autor de Leaves of Grass
ha dicho H. S. Canby:
"Estaba
enamorado de sí mismo, enamorado de su propio cuerpo, eróticamente
enamorado de él a veces, como cuando dice en Song of Myself:
Iré a la ribera, junto al bosque y quedaré puro y desnudo, estoy
loco de deseo porque el río me toque". (op. cit., p."
202)
A
estas líneas Canby, agrega otras igualmente ilustrativas del
autoerotismo whitmaniano, líneas que traduciré para que sirvan
mejor a mí propósito comparativo:
"Divino
soy, por dentro y por fuera, y santifico todo lo que toco
o me toca,
El aroma de mis axiles es mejor que la oración...
Si yo adoro una cosa más que las otras, será la extensión
de mi propio cuerpo, o cualquier parte de él...
No hay grasa más dulce que la que se adhiere a
mis propios huesos..." ("Song of Myself")
En
"I Sing the Body Electric" Whitman se detiene un instante
ante él espectáculo de sus piernas y exclama:
"Poderoso
par de muslos, que soportan muy bien el tronco,
Fibras de las piernas, la rodilla, el fémur, la pantorrilla,
los tobillos, el pie, el talón, los dedos, las falanges de
los dedos..."
Neruda
también se ha detenido a observar sus piernas, pero, partiendo
de la simple y desnuda enumeración de Whitman, se extiende a
una exaltación materialista de su cuerpo que nada tiene que
ver con el misticismo del poeta yanqui y que, por el contrario,
aguzando los pormenores realistas y multiplicando las imágenes
de contenido sexual, logra independizar a ese cuerpo y darle
una extraña vida propia, vegetativa, en una pura atmósfera sexual
donde el examen solitario parece el preámbulo de la descomposición.
La estrofa que sirve de introducción al poema explica muy claramente
el autoerotismo de Neruda:
"Largamente
he permanecido mirando mis largas piernas,
con ternura infinita y curiosa, con mi acostumbrada
pasión, como si hubieran sido las piernas de una mujer
divina profundamente sumida en el abismo de mi tórax,
y es que; la verdad, cuando el tiempo, el tiempo pasa,
sobre la tierra, sobre el techo, sobre mi impura cabeza,
y pasa, el tiempo pasa, y en mi lecho no siento de noche
que una mujer está respirando, durmiendo desnuda y a mi
lado, entonces, extrañas, oscuras cosas toman el lugar
de la ausente,
viciosos, melancólicos pensamientos
siembran pesadas posibilidades en mi dormitorio,
y así, pues, miro mis piernas como si pertenecieran a otro
cuerpo,
y fuerte
y dulcemente estuvieran pegadas a mis entrañas".
(p. 83)
La
descripción que sigue es claramente whitmaniana por su enumeración
precisa, directa y específica:
"Como
tallos o femeninas, adorables cosas,
desde las rodillas suben, cilíndricas y espesas,
con turbado y compacto material de existencia:
como brutales, gruesos brazos de diosa,
como árboles monstruosamente vestidos de seres humanos,
como fatales, inmensos labios sedientos y tranquilos,
son allí la mejor parte de mi cuerpo:
lo enteramente substancial, sin complicado contenido
de sentidos o tráqueas o intestinos o ganglios:
nada, sino lo puro, lo dulce y espeso de mi propia vida,
nada, sino la forma y el volumen existiendo,
guardando la vida, sin embargo, de una manera completa...
Bueno, mis rodillas, como nudos,
particulares, funcionarios, evidentes,
separan las mitades de mis piernas en forma seca:
y en realidad dos mundos diferentes, dos sexos diferentes
no son tan diferentes como las dos mitades de mis piernas.
Desde la rodilla hasta el pie una forma dura,
mineral, fríamente útil aparece,
una criatura de hueso y persistencia,
y los tobillos no son ya sino el propósito desnudo,
la exactitud y lo necesario dispuestos en definitiva.
Sin sensualidad, cortas y duras, y masculinas
son allí mis piernas, y dotadas
de grupos musculares como animales complementarios..."
(pp. 84-85)
Una
parte del poema, desde la línea 26 hasta la 38, contiene una
especie de teoría contra el mito del "vestido" y una
defensa del valor esencial del cuerpo. En los últimos versos
del poema los pies asumen un papel que Whitman jamás concibiera
para los suyos: para Neruda son el límite, la frontera entre
su yo y el mundo, lo que separa definitivamente "su vida
"y "la tierra", a la cual ve como algo "invencible
y enemigo".
Pablo
Neruda, en su famoso poema, desarrolla, pues, el tema que Whitman
dejó planteado en "I Sing the Body Electric" y analiza
lo quo cada miembro de su cuerpo, y en particular sus, piernas,
significan poéticamente en el enigma de su vida.
El
segundo volumen de Residencia en la Tierra contiene los
poemas de intenso erotismo, orgánico en los cuales Neruda, siguiendo
el ejemplo de Whitman, exalta la belleza fisiológica sin escatimar
detalles: me refiero a "Materia Nupcial" y "Agua
Sexual". En el primero de estos poemas se lee:
"De
pie como un cerezo sin cáscara ni flores,
especial, encendido, con venas y saliva,
y dedos y testículos,
miro una niña de papel y luna,
horizontal, temblando y respirando y blanca,
y sus pezones como dos cifras separadas,
y la rosal reunión de sus piernas en donde
su sexo de pestañas nocturnas parpadea".
La
expresión es, indudablemente, más ceñida y metafórica que en
similares descripciones de Whitman, pero la mención de los órganos
es tan directa en el uno como en el otro. Neruda habla en este
mismo poema de "un espeso río de semen verde" y Whitman
no encuentra, tampoco, mejor símbolo de su propia substancia
vital que la frase: "pent-up aching rivers", tanto
en el título de un poema, como en el siguiente verso:
"Through
you I drain the pent-up rivers of myself"
Dirigido
a las mujeres. A esta expresión agrega otras igualmente directas
y muy semejantes a ciertas imágenes que pudieran pasar por nerudianas
"love-juice", "bellies press'd and glued together
with love", "seminal milk"
En
el Canto General ha desaparecido por completo el autoerotismo
que hemos señalado en Residencia en la Tierra. Neruda
se ha liberado de toda morbidez y sus referencias de carácter
sexual toman la forma de evocaciones lejanas, recuerdos aislados
de sus años mozos. Esta nueva actitud, de profundo y deliberado
dinamismo, de fe en el hombre y en los valores esenciales de
su acción colectiva, que forma la base del Canto General,
implica una superación del sistema metafórico sexual de Neruda
y esta superación la encuentra aplicando esas metáforas a la
naturaleza americana en un esfuerzo por descubrir la unidad
intrínseca del hombre con el paisaje que le rodea. Como el lector
se imaginará, en este plano vuelven a encontrarse Neruda y Whitman.
Este último confiere el sexo a la naturaleza en su afán por
identificarse con ella, por humanizarla dentro del plan orgánico
trascendental que entraña su concepción del mundo. (Cf. "We
two - how long we were fool'd") Neruda, en cambio, le confiere
sexo para exaltarla, para reconocer en ella el objeto amoroso
del hombre, americano que debe conquistarla y vencerla, disputándole
sus entrañas en lucha épica. Uno persigue el ideal panteísta,
el otro la exaltación del materialismo. Pero ambos vivifican
la presencia de la tierra americana por medio de ardientes metáforas
de carácter sexual. Del Amazonas dice Neruda: "Eres cargado
con esperma verde -como un árbol nupcial"; de Cuba: "Cuba,
-mi amor, te amarraron al potro, - te cortaron la cara, - te
apartaron las piernas de oro pálido, - te rompieron el sexo
de granada..."; del Conquistador Balboa dice que fue: "novio
de la océanica dulzura hijo del nuevo útero del mundo".
(pp. 24, 64 y 73)
Whitman,
asimismo, habla del océano como de su amante:"... the souse
upon me of my lover the sea, as I lie willing and naked..."
Y en el mar, como en símbolo profundo, se identifica con su
amante: "We are seas mingling we are two of those cheerful
waves, rolling over each other, and interwetting each other..."
(McKay, pp. 110, 112)
Acaso
uno de los aspectos más curiosos de las relaciones poéticas
entre Neruda y Whitman sea éste de la fascinación que sobre
ambos ejerce el mar. Innumerables veces lo contemplan arrobados,
lo examinan en su distancia y en sus ritmos infinitos, lo penetran
en sus profundidades analizando con deslumbrada paciencia los
secretos maravillosos de su vida animal y vegetativa, lo separan
del universo como una abstracción que simboliza los misterios
de la vida y de la muerte y, finalmente, lo reconstruyen poéticamente
en imágenes plenas de nostalgia, sin descuidar, por el contrario,
acentuándola, la belleza pictórica de masas, planos y colores
del agua. Esta fascinación es real en ambos poetas y no debe
confundirse en absoluto con la retórica. Junto al mar, vivieron
ambos instantes de profunda e intensa absorción poética, tanto
en la niñez como en la adolescencia. El conocimiento del mar
que despliegan no es el producto de efímera inspiración romántica,
sino de perseverante examen y compenetración sostenida. ¿Quién
sino un experto en el mundo submarino, un asiduo y paciente
observador de remansos entre rocas; pudiera dejar descripciones
tan gráficas y, al mismo tiempo tan poéticas, como éstas de
Whitman y Neruda? Dice Whitman:
"The
world below the brine
Forests at the bottom of the sea - the branches and leaves,
Sea - lettuce, vast lichens, strange flowers and seeds -
the thick tangle, the openings, and the pink turf.
Different colors, pale gray and Breen, purple, white,
and gold - the play of light through the water,
Dumb swimmers there among the rocks - coral, gluten,
grass, rushes - and the aliment of the swimmers,
Sluggish existences grazing there, suspended, or
slowly crawling close to the bottom..." (McKay, p. 413)
Dice
Neruda:
"De
pronto vi pobladas las regiones
de intensidad, de formas aceradas,
bocas como una línea que cortaba,
relámpagos de plata sumergida,
peces de luto, peces ojivales,
peces de firmamento tachonados,
peces cuyos lunares resplandecen,
peces que cruzan como escalofríos,
blanca velocidad, ciencias delgadas
de la circulación, bocas ovales
de la carnicería y el aumento.
Hermosa fue la mano o la cintura
que rodeada de luna fugitiva
vio trepidar la población pesquera,
húmedo río elástico de vidas,
crecimiento de estrellas en las escamas,
ópalo seminal diseminarlo
en la sábana oscura del océano.
Vio arder las piedras de plata que mordían,
estandartes de trémulo tesoro,
y sometió su sangre descendiendo
a la profundidad devoradora,
suspendido por bocas que recorren
su torso con sortijas sanguinarias
hasta que desgreñado y dividido
como espiga sangrienta, es un escudo
de la marea, un traje que trituran
las amatistas, una herencia herida
bajo el mar, en el árbol numeroso". (pp. 488-489)
Citaré
aquí una descripción marítima de Sabat Ercasty para darle perspectiva
histórica a esta línea whitmaniana:
"Yo
puedo verlo todo desde esta gran altura.
Las hileras de peces
siguen ahora su amorosa danza.
Ah! qué extraña embriaguez en sus cuerpos traslúcidos,
qué
amor primaveral en el agua ondulante,
y qué lecho tan hondo!
El sol, la sal, la luz!
Los grandes paseos en la profundidad!
El agua femenina y el calor tan filtrado!
El sol que se hace luna en las selvas de algas!
El velo delicado de amarse tan al fondo!
Las hileras de peces perdidas en las grutas
más azules del mundo,
entre silencios líquidos, tan adentro del astro!...
Van subiendo corales y madréporas.
Grandes islas de amor! La muerte abajo, la vida arriba,
el impulso infinito de los seres pequeños,
toda la primavera entre los poros finos,
entre visibles formas que se abrazan y aprietan,
y levantan su obra hasta tocar la luz!...
(Libro del mar, pp. 38-39)
Otro
elemento que sirve para hermanar a Whitman y Neruda es la enumeración.
Ambos enumeran larga, detallada y específicamente. Unamuno ha
dicho que en la enumeración whitmaniana hay un auténtico proceso
de re-creación del objeto designado. En el caso de Neruda la
intención no es tan obvia ni tan sencilla ni, quizás, tan profunda.
Más bien parece un tanteo, un ensayar diversas imágenes, metáforas
y nombres, hasta dar con el más apropiado o, en el caso de que
ninguno satisfaga, para producir el efecto buscado por medio
de la acumulación. También Whitman se vale de este método muy
a menudo. De Neruda pueden ofrecerse numerosas muestras de enumeraciones
"materiales". En su "Oda solar al Ejército del
Pueblo" leemos:
"Salud,
salud,
salud te dicen las madres del mundo,
las escuelas te dicen salud, los viejos carpinteros,
Ejército del Pueblo, té dicen salud, con las espigas,
la leche, las patatas, el limón, el laurel,
todo lo que es de la tierra y de la boca
del hombre
Fotógrafos, mineros, ferroviarios, hermanos
del carbón y la piedra, parientes del martillo
bosque, fiesta de alegres disparos, adelante,
guerrilleros, mayores, sargentos, comisarios políticos,
aviadores del pueblo, combatientes nocturnos,
combatientes marinos adelante..."
(España en el Corazón, pp. 95-96)
Se
notará que el estilo de este poema es vibrante y marcial, enumerativo
y rítmico, a base de repeticiones, directo y concreto en sus
escenas, sostenido por un sentimiento básico que Neruda usa
a manera de leit motiv el sentimiento de solidaridad y camaradería
proletarias. ¿Puede pedirse un eco más perfecto y genuino de
la poesía social de Whitman?' Quiero hacer hincapié en la importancia
que asume esta concepción de la amistad viril y obrera en ambos
poetas. El lector ya conoce los pormenores del proceso psicológico
y filosófico que siguió Whitman en su esfuerzo por sublimar
su concepción del amor viril hasta convertirlo en un sentimiento
de proyecciones universales, el amor de los camaradas, la adhesión
total, la unidad perfecta en el plan cósmico del universo, la
base social de la verdadera democracia. Neruda ex presa desde
sus obras más tempranas esta misma glorificación de la amistad
y el compañerismo -véase "T. L". en Anillos;
"Tomás Lago" "Rubén Azócar", "Juvencio
Valle" "Diego Muñoz", la conmovedora colección
de poemas a sus amigos obreros, paleros, campesinos, zapateros,
marinos, pescadores, mineros, en "La Tierra se llama Juan";
sus cartas a "Miguel Otero Silva" "A Rafael Alberti
y "A González-Carbalho", sus elegías a García Lorca,
Rojas Jiménez, Silvestre Revueltas y Miguel Hernández, todo
esto en el Canto General- y como Whitman se alza del
plano puramente circunstancial de su vida a una concepción social
de la amistad proletaria y revolucionaria en que el término
"compañero" asume una significación superior. En el
Canto exclama:
"Cuántos
me faltan, sombras del canto, compañeros
que amé dando la frente, sacando de mi vida
la incomparable ciencia varonil que profeso,
la amistad, arboleda de rugosa ternura". (p. 557)
España
en el corazón y el Canto General son libros de ascendencia
whitmaniana por estas cualidades que acabo de notar. Neruda
canta en ellos la causa de la liberación social del pueblo y,
usando el instrumento poético de Whitman, su verso libre, su
realismo enumerativo, su vocabulario obrero, expresa un espíritu
de confraternidad universal. En su famoso poema "Que despierte
el leñador" muestra el poeta chileno mejor que en ninguna
otra obra suya cómo puede un escritor de hoy valerse del arte
poético de Whitman para expresar su propio mensaje. En este
poema Neruda asume deliberadamente el estilo enumerativo y sentencioso
de Whitman. Describe la civilización mecánica e industrial de
los EE. UU, la riqueza agrícola de las provincias del medio-oeste,
y la grandeza moral y física de sus trabajadores de la ciudad,
de los puertos y del campo, blancos y negros, en términos tan
directos y concretos como los que Whitman usara en sus vastas
y numerosas descripciones de Leaves of Grass. Dice Neruda:
"Allí
pude, en mi piedra central, extender al aire
ojos, oídos, manos, hasta oír
libros, locomotoras, nieves, luchas
fábricas, tumbas, vegetales, pasos,
y de Manhattan la luna en el navío,
el canto de la máquina que hila,
la cuchara de hierro que come tierra...
Amo el pequeño hogar del farmer...
Los hombres cuando cantan cerca del río tienen
una voz ronca como las piedras del fondo...
Eres hermosa y ancha Norte América.
Vienes de humilde cuna como una lavandera...
Amamos tu hombre con las manos rojas
de barro de Oregón, tu niño negro
que te trajo la música nacida
en su comarca de marfil: amamos
tu ciudad, tu substancia,
tu luz, tus mecanismos, la energía
del Oeste, la pacífica
miel, de colmenar y aldea
el gigante muchacho en el tractor,
la avena que heredaste..." (pp. 362-363)
Después
de pintar este dinámico cuadro Neruda relata las impresiones
que recibe el soldado americano al regresar de la guerra al
mundo de la retaguardia. La visión es similar a la que Whitman
describe en Democratic Vistas: la corrupción política
se ha adueñado de las riendas del gobierno. La inquisición senatorial
persigue a los demócratas y protege a los náufragos del desastre
fascista. Neruda la pide su voz a Whitman para cantar, como
contraste, a la Rusia Soviética. Hacia el final del poema Neruda
expresa la esperanza de que un nuevo Lincoln, el "leñador",
se levantará del pueblo para salvar a los EE. UU. Importa hacer
notar que Neruda, al igual que Whitman, ha encontrado en la
figura de Lincoln un apasionante motivo poético al cual señala
como el emblema más puro de la auténtica democracia norteamericana
no sólo en este poema que comento (p. 380), sino también en
aquel otro titulado "El viento sobre Lincoln". (p.
164)
Hasta
aquí hemos señalado principalmente los puntos de contacto entre
la poesía de Whitman y Neruda, y no sería ni justo ni completo
este paralelo si no se advirtieran también las diferencias esenciales
que les separan. Es verdad que Neruda "suena" whitmaniano
en gran parte del Canto General: usa el versa libre,
el gerundio, la enumeración, el vocabulario obrero y civil y,
a veces, la imagen panteísta de la naturaleza. Hasta el sensualismo
de su obra juvenil, como se ha indicado, mostró ciertas similitudes
con el de Whitman. No obstante, si examinamos a fondo su poesía
se advertirá, por ejemplo, que en sus enumeraciones de Residencia
en la tierra Neruda es caótico y usa objetos extraídos o
abstraídos, vale decir, disecados, de la realidad; mientras
que la enumeración de Whitman es lógica, aunque caprichosa,
y viva. Es cierto que ambos poetas despliegan con orgullo su
ascendencia obrera: Whitman se viste como un obrero, describe
el origen proletario de su familia y se enorgullece de su amistad
con los trabajadores; Neruda nos cuenta, de su padre ferroviario
y anota los pormenores de su propia vida entre los trabajadores
del salitre y del carbón en Chile. Pero cada uno concibe el
mundo "obrero" desde puntos de vista fundamentalmente
distintos. Whitman jamás militó políticamente en el mundo obrero,
se acercó a él en actitud cristiana y, hasta cierto punto, filantrópica.
Neruda se acercó a los trabajadores igualmente movido por sentimientos
cristianos, pero acabó participando directamente en sus luchas
políticas desde el Partido Comunista en el cual milita y al
cual ha representado como Senador. Este hecho marca, en realidad,
la diferencia principal entre ambos poetas: Whitman es, básicamente,
un poeta místico y panteísta, para él hay una proyección metafísica
en cada aspecto del mundo y de la vida que exalta dinámicamente
en su obra; su "americano" es simbólico de un hombre
superior, su América representa el ideal de la sociedad perfecta
del porvenir, el progreso que canta es tan material como espiritual,
lo último en un sentido religioso, y es, en verdad, un plan
cósmico que abarca todos los aspectos de la creación; el héroe
de su poema es igualmente simbólico, un kosmos representativo
de toda la humanidad. Neruda, en cambio, es esencialmente materialista.
Dice:
"...voy
a morir, sin nada más, con tierra
sobre mi cuerpo, destinado a ser tierra".
(Canto, p. 560)
No
le da ninguna proyección metafísica a su poesía. La única idea
de "permanencia" más allá de la muerte que se desprende
del Canto General encierra más bien, una metáfora: "Me
has hecho indestructible porque contigo no termino en mí mismo",
le dice al Partido Comunista. Cuando, al igual que Whitman,
hace uso del árbol como símbolo de la vida y, dicho sea de paso,
de su libro (p. 567), no es, con el propósito de sugerir una
imagen del proceso orgánico de la creación, sino para presentarlo
como "el árbol del pueblo" que asciende empujado por
la sangre de los mártires de la libertad. (pp. 103-105)' En
las últimas páginas del. Canto General Neruda adopta lo que
pudiera considerarse una actitud cósmica (pp. 405-407) indicando
que en su obra poética encarna al pueblo. Y en otra parte recoge
un eco panteísta al dirigirse en tono íntimo al lector:
"Te
abrazo, debo ahora
retornar a mi sitio escondido. Te abrazo
sin conocerte: dime quién eres, reconoces
mi voz en el coro de lo que está naciendo?
Entre todas las cosas que te rodean, oyes
mi voz, no sientes cómo te rodea mi acento
emanado como agua natural de la tierra?
Soy yo que abrazo toda la superficie dulce,
la cintura florida de mi patria..."
(p. 477)
Pero
no llega a esta actitud a través de complicados esfuerzos metafísicos,
sino naturalmente, intuitivamente, después de compartir en realidad
la suerte del pueblo a quien le ofrenda su genio poético y del
cual recibe protección y amparo.
Neruda
se identifica con América tanto como Whitman, pero, debe repetirse,
no en un sentido panteísta, sino con criterio materialista,
haciéndose eco de los problemas que comprueba directamente en
el medio ambiente: la mayor parte de las descripciones del paisaje
en el Canto General son un marco lírico para un contenido político
y social. Ambos poetas se encuentran a través del tiempo a pesar
de sus diferencias, políticas, filosóficas, y literarias, porque
ambos están inspirados por un auténtico amor hacia el hombre
y hacia la vida. La fe universalista de Leaves of Grass
tiene su equivalente en el internacionalismo del Canto General.
Neruda y Whitman ambicionan ver al hombre libre de las cadenas
que entorpecen su bienestar y su progreso y por encima de todo,
desean verlo fraternizar en paz con sus semejantes: Ambos convierten
el amor a su tierra en tema poético Primordial y ambos anhelan
llegar hasta el pueblo con el evangelio que predican. ¿De dónde
sino de Whitman pudo Neruda recibir la idea de una obra poética
genérica de la América Hispana, una obra que interpretando medularmente
el mundo Hispanoamérica no, gozara también de significación
universal? Nadie en la Historia de la poesía de lengua española
ensayó nunca una obra poética de tan profundos y ambiciosos
alcances como el Canto General. Neruda la escribió cuando
se sintió seguro de que en sí mismo se encarnaba el pueblo de
la América Hispana. Semejante impulso determinó a Whitman a
expresar en un solo libro el evangelio de los EE. UU., quiero
decir, el convencimiento de que él era un cuadro vivo de la
nación que se formaba.
En
una hermosa estrofa del Canto, Neruda ha dejado lo que
puede considerarse el ars poetica de su nueva poesía y en los
conceptos que ella expresa nadie que conozca íntimamente a Whitman
dejará de leer una reafirmación de los principios más queridos
del poeta yanqui:
"Escribo
para el pueblo aunque no pueda
leer mi poesía con sus ojos rurales.
Vendrá el instante en que una línea, el aire
que removió mi vida, llegará a sus orejas,
y entonces el labriego levantará los ojos,
el minero sonreirá rompiendo piedras,
el palanquero se limpiará la frente,
el pescador verá mejor el brillo
de un pez que palpitando le quemará las manos,
el mecánico, limpio, recién lavado, lleno
de aroma de jabón, mirará mis poemas,
y ellos dirán tal vez: Fue un camarada.
Eso es bastante, esa es la corona que quiero.
Quiero que a la salida de fábricas y minas
este mi poesía adherida a la tierra,
al aire, a la victoria del hombre maltratado.
Quiero que un joven halle en la dureza
que construí, con lentitud y con metales,
como una caja, abriéndola, cara a cara, la vida,
y hundiendo el alma toque las ráfagas que hicieron
mi alegría, en la altura tempestuosa". (p. 560)
El
envío final de su obra es, asimismo, whitmaniano y nos hace
pensar en el convencimiento que alentó siempre al poeta norteamericano
de haber producido algo más que un simple libro: de haber creado
una obra viva. Dice Neruda:
"Soy
un buen compañero.
No entraste en esta casa para que te arrancara
un pedazo de ser. Tal vez cuando te vayas
te lleves algo mío..." (p. 557)
Su
canto, agrega Neruda, no es para los eruditos: "sal a buscar
doctores si no te gusta el viento", afirma, y a este propósito
no se puede menos de recordar frases en que Whitman demuestra
igual desdén por la cultura libresca: "a morning-glory
at my window satisfies me more than the metaphysics of books",
("Song of Myself") o estas:
"I
swear I will never again mention love or death inside a house,
And I swear 1 will never translate myself at all,
only to him or her who privately stays with me in the open
air". ("Song of Myself")
En
mis lecturas sobre la obra y la vida de Pablo Neruda no he encontrado
nunca una anécdota que muestre mejor el lugar que ocupa en su
corazón la figura del "poeta gris", que la historia
narrada por el escritor mexicano Wilfredo Cantón, en su libro
Posiciones y qué se refiere a la época cuando Neruda,
en compañía de un grupo de compañeros suyos, decidió editar
una revista. Hela aquí:
"Eran
los días previos a la primavera de 1943. Pablo quiso hacer una
revista en cuyas páginas la poesía y la política se dieran la
mano... Para decidir secciones y colaboración, comenzamos a
tener reuniones periódicas... Las finanzas eran atendidas personalmente
por Pablo. ¡Cualquiera puede imaginarse cómo andarían! Pero
contra viento y marea se logró reunir un fondo de mil pesos,
donados por patrocinadores anónimos cuya identidad Neruda defendió
con denuedo inverosímil; todos sospechamos que el mismo era
el único patrocinador... Los entusiasmos crecieron ante la perspectiva
de un primer número ya libre de problemas económicos. En la
próxima junta, todos quisimos ver de nuevo los azules billetes
a los que correspondía presidir nuestras deliberaciones.
"Nunca
hubiéramos sospechado que Pablo eligiera para guardar nuestro
capital una primorosa edición ilustrada de Walt Whitman, resplandeciente
en uno de los libreros de la sala. Cuando el poeta nos lo reveló
todos sonreímos; él se dirigió hacia el libro, lo abrió y...
¡nada! Los mil pesos habían volado. Con gesto febril, Pablo
volvía las hojas, registraba las tapas, estropeaba la "camisa".
A gritos pidió que revisaran las bolsas de todos los trajes
que había usado en la semana. La casa se puso en movimiento.
El corrió hacia el escritorio, vació los cajones, levantó la
alfombra. Vociferaba como, nunca lo habíamos visto hacer.
"Nosotros,
en silencio sufríamos la angustia del poeta. Nos quebrábamos
la cabeza ideando soluciones. De pronto, se me ocurre levantar
del suelo el ejemplar marchito de Leaves of Grass y comienzo
a examinarlo detenidamente. Y he aquí que tuve un hallazgo imponderable:
con letra muy pequeña, cuidadosa, en un ángulo de la tapa decía:
`Véase Bernal Díaz del Castillo, t. II, p. 309'. Acudimos todos
al libro indicado, y en la página 309 encontramos otra señal:
`Ver Santa Teresa, p. 120'. Y de Santa Teresa se nos mandó a
Milozc, y de éste a César Vallejo, y de Vallejo a Elizabeth
Barret Browning, a Esquilo, a Dante, a Rilke, a Platón, a Rabindranath
Tagore, a Ercilla, a Goethe, a Dostoievski... ¡Fue un viaje
por toda la literatura mundial! Al fin, en la página 213 de
los Cuentos de Andersen hallamos nuestro tesoro". (pp.
93-94)
La
idea del bromista nos brinda la oportunidad de conocer los escritores
que Neruda guardaba consigo en su biblioteca errante, pero lo
que no hay que olvidar, lo verdaderamente importante, es que
Neruda escondió los mil pesos en Leaves of Grass...
En
Walt Whitman en Hispanoamérica
Fernando
Alegría
Colección
Stadium-5
México 1954
(pp 314- 334)